jueves, 3 de diciembre de 2009

ADVIENTO -Capítulo 4: La filialidad, tener un corazón de niño.




La tercer actitud para trabajar en este adviento es la filialidad, tener un corazón de niño.


Cuando uno llega a la Basílica de la Natividad, sucede que se encuentra con una puertita de un metro veinte, y es también muy angosta. La historia es que en la Edad Media, se metían a caballo los henízaros (los bárbaros) y arrasaban con los cristianos que estaban adentro.
Esto nos hace pensar, a Belén, al Nacimiento de Cristo sólo entran erguidos los niños, si uno es adulto debe volverse niño, agachándose mucho.

“¿Cuál es la imagen de Dios que descubrimos en el pesebre? ¡Dios envuelto en pañales!...
¿Porqué se manifiesta Dios envuelto en pañales? Quiere quitar el miedo de nuestros corazones, quiere que lo amemos, quiere ser uno de nosotros…


Un niño no causa miedo.¡Dios quiere ser amado!.Aquí vemos el amor cercano del Dios eterno. No es solamente un amor infinitamente misericordioso, ni solamente cercano, sino que también es una amor sabio. La sabiduría de Dios lo inspiró para tratar a la naturaleza humana según las leyes del amor que Diso mismo fundamentó en ella.Y ¿qué aspecto tiene esta ley del amor?¡Si quieres ser amado, ama primero!. Por eso amo Dios al hombre, por eso le mostró su amor.
NO hay modo más eficaz de atraer a los hombres al amor de Dios que mostrarles el Niño en el Pesebre y explicarles su mensaje. …
Si ustedes se transforman nuevamente en niños, entonces se cumplen las palabras: la filialidad es y será siempre la mayor felicidad para el hombre de hoy, porque permite el obrar paternal de Dios” (J.K.)


Recordemos la frase de Jesús: “Si no os haceis como Niños no entrareis en el Reino de los cielos”.

¿Qué pedimos cuando pedimos tener un corazón de niño?

Pedimos :
1. La capacidad de admirarse: contemplemos un niño frente al pesebre y lo van a entender. Se le agrandan los ojos le brillan y además pareciera que hay una sintonía especial como si esto le fuera familiar.

2. La gratitud: un niño tiene un corazón agradecido. Sabe que todo le es dado, que vive continuamente en estado de dependencia amorosa de sus papás. Y esta debería ser la actitud nuestra respecto a Dios.

3. La confianza: Un niño confía, observen la cara de un niño que cruza una Avenida peligrosa en los brazos de su padre. …Cuantas veces queremos asegurar nuestros propios planes con seguridades humanas, cuanto nos cuesta confiar que el Padre lleva el timón del barco de nuestra vida, y que sólo debemos dejar que el lo maneje pues lo llevará a buen puerto…

En este adviento dejemos frente al Niño del Pesebre nuestra propia vejez. NO la de los años, sino la otra vejez, la que hace que ya no se admire, no se agradezca, no se regale ternura, no se anime a recordar cosas de niño, no se confíe y esto es lo que hace a tantas personas vivir como entumecidos, y endurecidos.

Que podamos admirarnos frente al Niño en el pesebre y que todo miedo se aleje de nuestro corazón, al ver que el Señor nos ama con un amor misericordioso que ideó un plan de AMOR PARA NUESTRAS VIDAS.



QUERIDAS CHICAS: ASÍ HEMOS PRESENTADO LA REFLEXIÓN DE ADVIENTO.ESPERAMOS QUE LES SEA DE MUCHA UTILIDAD Y PUEDAN VIVIR ESTE ADVIENTO CON INTENSIDAD Y PREPARAR ASÍ SUS CORAZONES PARA ESTA NAVIDAD.



Fuente: Hna María Sofía.
Foto:Cris de Bs As.






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