martes, 28 de julio de 2009

Cuando María saluda



Cuando María saluda;esta oración la entregó hace algunos años, la Hna Fiatis en un campamento de Villa Warcalde, Córdoba a la rama de Mujeres Profesionales. Y este año Amelia, una activa Mujer Profesional de Córdoba regaló esta oración a las chicas que asistieron a la Jornada de jefas en Córdoba.

Cuando los prisioneros ya no aguantaron los sufrimientos en el campo de concentración de Dachau y muchos de ellos murieron de hambre, el Padre Kentenich propuso al círculo schonstattiano que rezaran una novena a la Madre de Dios. Y Dios los ayudó.

Esta novena finalizó en la fiesta de la Visitación de María a su prima Santa Isabel.
Pensando en esta fiesta mariana, el Padre hizo una jaculatoria para los nueve días de la novena.
“Madre, yo te saludo”,
“Madre, salúdame también a mí”.
Al explicar esta jaculatoria sencilla dijo a los suyos que este saludo de la Madre de Dios a su prima Isabel era milagroso. La Sagrada escritura dice:” Y María saludó a Isabel”.

Isabel, iluminada por el Espíritu Santo reconoció que María llevó al mesías en su seno. Juan, su hijo, fue santificado antes de nacer…” He aquí cuando el saludo llegó a mi oído, el niño se regocijó y saltó de alegría”. (Lc. 1.44)
Y Zacarías recuperó el habla.

No deberíamos rezar esta jaculatoria como novena en nuestras intenciones y por los grandes y a veces incomprensibles problemas actuales, confiando en Dios, quien tiene poder de obrar milagros?
“ Madre, yo te saludo, saluda a mi esposo que está expuesto a muchas tentaciones, a mi esposa, que va por caminos peligrosos… a mi hija que se entregó a la droga… a nuestro hijo, de quien no sabemos donde está… Saluda a nuestros sacerdotes que darán fieles a su Congregación en épocas de crisis, gracias a nuestra oración milagrosa”.
Nuestros jóvenes estarán más protegidos y comprenderán el sentido de la Vida.
El tremendo odio se transformará en amor, y los hombres vivirán en paz. Los enfermos serán curados o recibirán la fuerza de llevar su cruz en unión con Cristo, nuestro Salvador.

Sería el aporte más eficaz para el regreso del mundo al Padre.
El agitado ritmo de vida y el stress al que todos están expuestos, no les permite dedicar tiempos prolongados a la oración. Pero esta breve jaculatoria la podemos dirigir, llenos de confianza a la mater, aún en el barullo cotidiano.
“¡ Madre, saluda a los que amo y a los que me has confiado!”…
“¡ Madre, saluda también a los que me tienen preocupado!”…
¡Saluda a nuestro pueblo! ¡Saluda a los gobernantes de las naciones! ¡Saluda a los que necesitan de tu poder transformador, a los desanimados, a los desesperados, a los desamparados y enfermos!
¡Saluda a los jóvenes, saluda a los ancianos, saluda a los que sufren cansados de soledad!
¡Madre yo te saludo, saluda tú a aquéllos por quienes te pido!.

AMÉN.

AGRADECIMIENTOS:para Amelia quien nos regaló esta oración.
Fotos: Anahí de San Luis y Nati de Rcia.

2 comentarios:

  1. ¡Queridas Mujeres!!
    ¡Qué hermosa reflexión y qué buena propuesta!!
    Sigan adelante con María y el Padre...
    Son un buen testimonio, pues siempre se las ve con una sonrisa ;)

    Otra schoenstattiana :)

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  2. Gracias Estela por tus palabras y por leernos!!!

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